¿Qué es vulvodinia?
Es una patología que ha sido definida como un dolor de carácter crónico a nivel vulvar, sin una causa definida. Y se caracteriza por ardor, picazón, irritación o sensación de “carne viva”, en ausencia de hallazgos visibles, clínicamente identificables, patología neurológica o infección de la piel. El dolor puede ser intermitente o constante y debe estar presente en los últimos 6 meses o más.
Es reconocida por los médicos e investigadores como una condición multifactorial, sin tratamiento único eficaz para todos. La disfunción muscular del suelo pélvico es evidencia empírica de su papel en la vulvodinia.
La vulvodinia se clasifica actualmente según su localización, puede ser generalizada o localizada. En ambos tipos de vulvodinia, tanto la generalizada como la localizada, el dolor puede ser espontáneo o provocado por estímulos, como la presión de una pequeña torunda de algodón. También puede gatillarse por contacto físico sexual.
La mayoría (57%) de los casos presentan los síntomas después de los 30 años. En un quinto de las mujeres se presentan antes de los 20 años. El 65% ha consultado entre 3 y 9 médicos por sus síntomas permite validar teorías sobre la causa, que son el aumento de terminaciones nerviosas específicas y la presencia de un factor de inflamación. Es muy frecuente observar zonas de eritema en la vulvodinia generalizada y en la vestibulitis vulvar.
Tratamiento para la vulvodinia
La terapia debe ser secuencial, y contempla desde tratamientos con cremas tópicas, antidepresivos, dieta baja en oxalatos, pasando por la kinesiterapia, psicoterapia, hasta la cirugía. Como medidas generales, se debe disminuir todo lo que pueda irritar la zona vulvar como jabones, lavar muy bien la ropa interior, no utilizar ropa interior para dormir. No utilizar toallas higiénicas que no sean de algodón. Evitar el uso de panty o pantalones ajustados en la zona de los genitales.
Con respecto a los medicamentos, se han utilizado exitosamente los antidepresivos tricíclicos, lográndose buen control del dolor, que puede llegar hasta el 60% de los casos. También se han indicado anticonvulsivantes, tanto vía oral como tópica. Los anestésicos tópicos de liberación sostenida es otra opción. En resumen, se han detectado varios tratamientos tópicos con resultados esperanzadores, entre los que destacan gabapentina al 2-6% en crema para uso ginecológico, amitriptilina al 2% con baclofen al 2% en crema y lidocaína al 5% en crema de aplicación nocturna. Por el contrario, los estudios con medicación sistémica han resultado poco efectivos. También se utilizan infiltraciones con corticoides. Se necesitan estudios controlados, doble ciego, para definir si son terapias beneficiosas en el control del dolor de estas mujeres.
Es de vital importancia que la paciente entienda que mientras más tiempo pase sin tratamiento, más difícil será su tratamiento y menores sus resultados. Una de las razones es que con el tiempo se agregan otras morbilidades relacionadas. Por otro lado, es más factible que se desarrollen problemas de tipo psicológicos. Hay que tener presente que los tratamientos son de largo tiempo, por lo que no podemos esperar resultados inmediatos.
En general los resultados se relacionan con la severidad del dolor y los factores psicosexuales. La mayoría de los estudios muestran una mejoría completa o cura en el 70% de las mujeres. Sin embargo, lo importante es que las mujeres que padecen vulvodinia, deben saber que con los tratamientos al menos se logra disminuir los síntomas, logrando retornar a la vida lo más normal que se pueda. Además, hay que advertirles que la mejoría es producto de un proceso terapéutico muy lento y gradual. Lo ideal es un mínimo de 2 a 3 meses de prueba con cualquiera de las terapias medicamentosas, con un aumento gradual, antes de evaluar un cambio. Una vez que se logra mejoría, no se debiera disminuir el tratamiento antes de 6 meses. Lo importante es expresarles a quienes padecen de vulvodinia es que el dolor que tienen es real, y no es producto de su imaginación, que no es el resultado de una enfermedad de transmisión sexual.